martes, 27 de mayo de 2014

Le Butcherettes y sus moscas


Gracias a los buenos oficios de mi amiga, la bajista y periodista Leticia Ignacio (Perseo y Medusa), tuve la suerte de ver y escuchar a Le Butcherettes en junio de 2009, cuando era un dueto subterráneo de Guadalajara que apenas empezaba a crear un culto alrededor suyo. Atestiguar la actuación de aquellas dos mujeres híper rocanroleras (algo así como The White Stripes se encuentra con PJ Harvey) me dejó boquiabierto y de inmediato supe que ahí había algo muy bueno, en especial por lo que concernía a Teri Gender Bender (Teresa Suárez), su impresionante front woman, quien además de poseer una gran voz y ser la compositora del dúo, tocaba guitarra, teclados y poseía una presencia escénica apabullante. Esa noche, tuve la oportunidad de charlar un buen rato con ella y me pareció una mujer de gran inteligencia y sencillez, aparte de su belleza y sensualidad, atributos que se potenciaban en el estrado.
  Tiempo después, supe que el dueto se había separado por problemas personales y que sólo había dejado un explosivo EP como testimonio grabado. Sin embargo, Gender no iba a cejar en su empeño por seguir en el rock, emigró a Los Ángeles y hace tres años sorprendió con la grabación de Sin, Sin, Sin, un larga duración producido al lado nada menos que de Omar Rodríguez-López (Mars Volta). El proyecto de Le Butcherettes renacía en mucho mejores condiciones, con Teri en voz, guitarras y teclados, Rodríguez en el bajo y la baterista Lia Barnwell.
  No sólo eso, la pareja Gender-Rodríguez echó a andar otros dos proyectos: Kimono Kult, al lado de John Frusciante (Red Hot Chili Peppers), y el espléndido grupo Bosnian Rainbows. Pero es Le Butcherettes el que mejor refleja la personalidad y el talento de Teri Gender Bender, como lo prueba su flamante y segundo LP, Cry Is for the Flies, que acaba de salir con el sello Nadie Sound y que conserva el mismo espíritu de su antecesor, aunque con ciertos rasgos de sutileza que lo hacen menos salvaje mas no por ello menos rocanrolero.
  Ponga sus oídos y su atención en Le Butcherettes. Le juro que no se arrepentirá.

(Publicado en Milenio Diario).

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