domingo, 11 de diciembre de 2022

¿Quién teme a Concha Michel?

 
Para mi madre, Rebeca Michel Ruelas (1922-2021), quien era sobrina de Concha.

Este 27 de diciembre se cumple un aniversario más de la muerte de Concepción Michel. Quizás el nombre no le diga mucho al lector. Sin embargo, se trata de una de las más importantes y controvertidas representantes de la canción mexicana del siglo pasado, en especial del corrido. Cantante vernácula, militante del Partido Comunista mexicano, feminista, compositora, dramaturga, ensayista y aventurera, nació hace 123 años, el 24 de mayo de 1899, en Villa de la Purificación, población próxima a la ciudad de Autlán, en Jalisco.

   Su abuelo, Luis Michel, fue una especie de señor feudal de la costa jalisciense. Dado que Concha era una niña caprichosa y rebelde, su familia decidió recluirla a los siete años de edad en el Convento de San Ignacio de Loyola que su abuelo había hecho construir en el cercano pueblo de Ejutla. Fue ahí donde se enamoró de la música, por lo que aprendió a cantar y tocar la guitarra. Pero su espíritu de revuelta no descansaba y antes de llegar a la adolescencia, a sus tempranos once años, su rebeldía y su  inquietud la llevaron a organizar y liderar una fuga de novicias y una quema de santos. Fue expulsada del convento y aunque regresó a vivir con sus padres, aquello duraría poco tiempo. 

  Tenía tan sólo 14 primaveras cuando decidió irse a recorrer el mundo, algo verdaderamente insólito para una mujer de aquella época y de una región tan cerradamente tradicionalista. Pero Concha poseía un carácter tan fuerte y decidido que rompió con el molde de las mujeres jóvenes del México de ese tiempo, a quienes se les exigía pureza, pudor y recato. . 

  Así, en 1916, con 17 dólares en la bolsa y guitarra en mano, viajó a los Estados Unidos para ganarse la vida cantando en cada lugar por donde iba pasando. 

  Regresaría a México en los años post revolucionarios.   En 1918, se afilió al Partido Comunista y contrajo matrimonio con su secretario general, Hernán Laborde, con quien mantendría una relación hasta la muerte de éste, en 1955. 

  Con su guitarra, vestida siempre con vestimentas indígenas, recorrió el país durante 1925 y 1926, para cantar sus propias canciones y sus corridos revolucionarios (como “Los agraristas”) y anticlericales, al tiempo que recopilaba un cancionero indígena que llegó a contar con cinco mil piezas. Lamentablemente, el cancionero nunca fue publicado por la falta de interés oficial.

  En 1932, Concha Michel volvió a Nueva York, donde permaneció cerca de un año, contratada por la Escuela de Ciencias Sociales. Ahí conoció a Frida Kahlo (con quien solía cantar a dueto) y a Diego Rivera (para quien gustaba posar). Apoyada sólo por su voz y su guitarra, llegó a cantar para John D. Rockefeller, quien la invitó a su enorme mansión para celebrar el cumpleaños del magnate. También fue contratada para presentarse en la inauguración de una exposición en el Museo de Arte Moderno, donde ganó mil 200 dólares. Con ese dinero pudo pagarse un viaje a Europa y llegó hasta la Unión Soviética, donde conoció a pensadoras feministas como Clara Zetkin y Alexandra Kollontai, además de encontrarse con su amiga Tina Modotti, quien vivía exiliada en Moscú, tras haber sido expulsada por el gobierno de México en 1930.

  Al año siguiente, Concha regresó a México y trabajo como organizadora rural para la Secretaría de Educación Pública, dentro del Programa de Misiones Culturales.   Fue además, maestra, activista política, conferencista y dramaturga. Debido a su posición feminista, en 1933 fue expulsada del Partido Comunista. Su respuesta fue publicar un panfleto llamado Marxistas y “marxistas”, en el que daba sus opiniones sobre “el asunto de la mujer”.

  En 1936, encabezó a un grupo de más de 200 mujeres que invadieron una de las propiedades del presidente Plutarco Elías Calles, para demandar que ahí se construyera un centro de capacitación para mujeres rurales. Los guardias del presidente desalojaron a las invasoras, mientras Michel negociaba con él. Más tarde, ya siendo presidente Lázaro Cárdenas, este le otorgó una propiedad para fundar en ella un centro de capacitación. Con Cárdenas colaboró intensamente, asistiendo a mítines y encuentros masivos en los que usaba su música para promover sus ideales políticos y contar historias de la revolución.

  En 1950, la artista estableció el Instituto de Folklore en la ciudad de Morelia, con el fin de preservar la cultura indígena del estado de Michoacán. A partir de entonces, tomó a la capital michoacana como su lugar de residencia principal.

  Concha Michel no era precisamente feminista. Aunque afirmaba que “Dios no puede ser varón aunque los humanos lo hayamos imaginado así”, su idea era la de un dios que “para ser universal, deberá ser dual y esa dualidad, por solidaria, es siempre la unidad. Hombre y mujer solidarios representan la unidad en la célula vital”.   

  A principios de los años ochenta, junto con otras ocho mujeres, entre las que se encontraban Aurora Reyes, Natalia Moguel y Antonieta Rascón, Concha firmó un documento denominado La Dualidad, cuya propuesta consistía en un programa de acción mundial para que mujeres y hombres se incorporaran a una permanente lucha ideológica y afirmativa contra el autoritarismo patriarcal. “Mientras no se integre el concepto de «dualidad», base fundamental de la sociedad, la dirección de la humanidad seguirá equivocada”, decía el documento.

  Según escribe la investigadora Begoña Caballero Sagardia, “aunque no es una tarea fácil encontrar alguna canción compuesta y cantada por esta mujer de gran carácter y talento, en el trabajo titulado ‘El Romance Español y el corrido mexicano: estudio comparativo’,  realizado por Vicente T. Mendoza en el año 1939, se citan dos: “La güera Chabela” y “La delgadina”, cantada ésta última cuando contaba con 27 años y según lo recogido en el citado estudio, se trataba  de un tema que había aprendido cuando apenas era una niña en su pueblo, en el Estado de Jalisco”.

  Concepción Michel murió el 27 de diciembre de 1990 en Morelia, Michoacán.


(Publicado hoy en "Acordes y desacordes", la sección de música del sitio de la revista Nexos)