viernes, 17 de julio de 2020

10 grandes canciones que cumplen 20 años


2000. El último año del siglo XX, aunque muchos lo quieran ver como el primero del siglo XXI. Como sea, un año mítico, visto desde el pasado anterior al mismo, y quizás anecdótico, visto desde el presente. Ese año, en México se produjo la histórica derrota electoral del Partido Revolucionario Institucional y la llegada a la presidencia de la república del candidato panista Vicente Fox. Fue un momento en el que muchos pensamos que en verdad había sucedido un cambio político en el país, aunque con el paso de los años siguientes se vio que esto resultó muy relativo. En el entonces Distrito Federal, el perredista Andrés Manuel López Obrador asumía el cargo como Jefe de Gobierno. En 2000 nació, también en México, el diario Milenio, al tiempo que en Brasil eran detenidos la cantante Gloria Trevi y su productor, Sergio Andrade, acusados de rapto, secuestro y violación de menores. Mientras tanto, en Rusia llegaba al poder Vladimir Putin, al ser elegido presidente por primera vez, en tanto que en Venezuela Hugo Chávez se reelegía en la presidencia. Ya en noviembre, el republicano George W. Bush se convirtió en primer mandatario de los Estados Unidos. En contrapartida, en Perú Alberto Fujimori fue destituido como presidente de ese país andino. En Sidney, Australia, se llevaron a cabo los vigésimo séptimos Juegos Olímpicos.
  En el año 2000, Mario Vargas Llosa publicó su novela La fiesta del Chivo, Humberto Eco Baudolino, Arturo Pérez-Reverte El oro del rey y La carta esférica, Philip Roth La mancha humana, Ernesto Sabato La resistencia, José Saramago La caverna, Roberto Bolaño Nocturno de Chile, Jo Nesbø Petirrojo, Xavier Velasco Luna llena en las rocas, Kenzaburō Ōe Renacimiento, George R. R. Martin Tormenta de espadas y J.K. Rowling Harry Potter y el cáliz de fuego.
  Woody Allen dirigió Small Time Crooks y se estrenaron películas como Gladiador de Ridley Scott, Memento de Christopher Nolan, Requiem por un sueño de Darren Aronofsky, Erin Brockovich de Steven Soderbergh, Alta fidelidad de Stephen Frears, Casi famosos de Cameron Crowe, Billy Elliot de Stephen Daldry, El tigre y el dragón de Ang Lee, Dancing in the Dark de Lars von Trier, In the Mood for Love de Wong Kar-wai y Amores perros de Alejandro González Iñárritu.
  En 2000 murió el historietista estadounidense Charles M. Schulz, creador de Peanuts. También fallecieron el escritor Yehuda Amijai, los músicos Screaming Jay Hawkins, Ian Dury, Ofra Haza, Julie London, Kirsty McColl, Jean-Pierrre Rampal, Franck Pourcel, Tito Puente, Johnny Taylor, Paul Young y Benjamin Orr; el político canadiense Pierre Trudeau, el cineasta francés Claude Autant-Lara, la actriz Loretta Young, los actores Vittorio Gassman, Walter Matthau, Alec Guinness y Richard Mulligan y el ex atleta olímpico checo Emil Zátopec. En México, se produjeron los decesos del pintor Gunter Gerzso, los escritores Fernando Benítez y Jesús Gardea, la escritora Pita Amor, el cineasta Juan Ibáñez, el dramaturgo Héctor Azar, la coreógrafa Amalia Hernández, el compositor Cuco Sánchez, el cantante Manolo Muñoz, el locutor deportivo Fernando Marcos, los políticos Carlos Castillo Peraza, Alfonso Corona del Rosal y Fernando Gutiérrez Barrios, la activista Gaby Brimmer, el banquero Manuel Espinosa Yglesias, las actrices Libertad Lamarque, Virma González y Meche Barba, el actor y locutor Carlos Amador, el actor cómico Enrique Cuenca “El Polivoz”, el cantante popular Mike Laure, el luchador Blue Demon, el beisbolista Aurelio Rodríguez y el ex jefe policiaco Arturo Durazo.
  Veamos ahora una decena de las canciones más importantes del año 2000.

1.- “The National Anthem”. Radiohead. Proveniente de su álbum Kid A, esta poderosa composición experimental está basada en un bajo persistente, con una gran influencia del jazz, incluso del free jazz à la Charlie Mingus. Caótica y ruidosa, es una muestra de lo que el quinteto inglés estaba haciendo en el año 2000.

2.- “Street Fighting Man”. Rage Against the Machine. En 2000, el combativo grupo angelino grabó Renegades, un álbum de covers a los que revistió de su restallante estilo, con elementos de rap y heavy rock, como podemos escuchar en esta clásica pieza de los Rolling Stones.

3.- “Beautiful Day”. U2. Tema abridor de su disco All That You Can’t Leave Behind, esta hermosa y emotiva composición del cuarteto irlandés se convirtió en un impensado éxito masivo que volvió a poner a U2 en la cima de la popularidad mundial. Según Bono, la canción trata sobre perder todo pero encontrar alegría en lo que todavía se tiene.

4.- “Darling Lorraine”. Paul Simon. Un triste relato de amor. La historia de una pareja dispareja, sus inicios amorosos y sus rompimientos hasta el desgraciado final es lo que narra Simon en esta pieza con lejanos ecos africanos a la Graceland. Una extraña y poco conocida perla del músico y compositor neoyorquino.

5.- “Glitter In Their Eyes”. Patti Smith. Acompañada por Tom Verlaine en la guitarra y Michael Stype en los coros, Smith logró un sólido rock que rememora sus mejores tiempos de garagera poética. Parte del álbum Gung Ho, esta “Brillo en sus ojos” brilla por sí misma.

6.- “Razor Love”. Neil Young. Bellísimo y sutil tema del trovador canadiense para su álbum acústico Silver & Gold de ese 2000. Una canción de amor, de amor afilado que corta pero que te hace externar palabras como “realmente me alegras el día con las pequeñas cosas que dices” o “tengo fe en ti, es el tipo de amor que corta limpiamente”. Un tema etéreo, conmovedor.

7.- “Ex-Girlfriend”. No Doubt. Rock pop en su esencia. Escrita por la front woman del grupo, Gwen Stefani, la canción habla sobre su entonces pareja, el cantante del grupo Bush, Gavin Rossdale. Con líneas como “siempre supe que terminaría siendo tu ex novia / Espero tener un lugar especial entre todas las demás / Sabes que me enferma estar en esa lista / pero debería haber pensado en eso antes de besarnos”. Dos años después, sin embargo, se casaría con él.

8.- “Paranoia Key of E”. Lou Reed. Uno de los álbumes menos apreciados del ex Velvet Underground es el Ecstasy, justo del año 2000. Sin embargo, se trata de un trabajo estupendo y más que interesante, del cual este track abridor es un claro ejemplo. Un rock muy a la Reed: seco, duro, acompasado, transformador.

9.- “Hate to Say I Told You So”. The Hives. Garage y punk se funden con fuerza, a la manera escandinava de The Hives. El grupo sueco se dio a conocer mundialmente con su segundo disco, Veni Vidi Vicious, con un rock que entusiasmó a muchos, aunque al final se diluyó en el mar de los one hit wonders. No obstante, a veinte años de distancia la canción conserva su irreverente y desafiante encanto adolescente.

10.- “Mad Dog God Dam”. Elastica. El post punk a la brit pop de Elastica se volvió más pronunciado y ruidoso en su segundo (y último) trabajo discográfico, el excelente The Menace. Si ya en su álbum debut homónimo de 1995 había mostrado su gran potencial, el grupo liderado por Justine Frischman se despidió (y es una lástima) del firmamento musical con piezas tan buenas e interesantes como esta.
(Publicado el día de hoy en "Acordes y desacordes", el sitio de música de la revista Nexos)

viernes, 10 de julio de 2020

“Yo, Ennio Morricone, he muerto”


Ennio Morricone, uno de los más grandes compositores italianos contemporáneos, falleció la madrugada del pasado lunes 6 de julio, a los 91 años de edad. El autor de algunas de las bandas sonoras más célebres de la historia del cine murió en una clínica de la ciudad de Roma, debido a complicaciones surgidas a raíz de una caída que le fracturó el fémur.
  A manera de despedida, el músico dejó una carta obituario, con la instrucción de que fuese publicada en la prensa de su país después de su deceso. La misiva fue leída ante los medios por su abogado y gran amigo, Giorgio Assumma.
  Hijo de un trompetista, Morricone nació en 1928, en el seno de una familia de clase media baja. Su padre solía tocar en clubes nocturnos, como parte de una orquesta, y fue él quien lo inició en la música y lo ánimo a componer cuando el niño apenas tenía seis años de edad. Ya en la adolescencia, Ennio ingresó al Conservatorio de Música de Roma y pocos años después empezó a trabajar como arreglista de canciones comerciales en el sello RCA Victor. De ahí pasó al cine y comenzó a escribir música para películas. Fue entonces que conoció al realizador Sergio Leone, con quien formaría una mancuerna legendaria.
  Leone estaba fascinado por el tema “Degüello”, de la banda sonora de Dimitri Tiomkin para la cinta de 1959  Río Bravo, de Howard Hawks, y pidió a Morricone que compusiera algo parecido para su western (o spaghetti western) Por un puñado de dólares, de 1964. La pieza se convirtió en el tema principal de la película. Director y compositor no se separaron y alcanzaron su cúspide fílmica y musical con la hoy clásica El bueno, el malo y el feo (1969) y la composición “The Ecstasy of Gold”.
  A partir de entonces, surgieron en Italia y el mundo entero imitadores del estilo creado por Morricone (muy distinto al de Tiomkin). Sin embargo, el romano evolucionó hacia otros estilos y empezó a trabajar con nuevos cineastas italianos, como Sergio Corbucci, Sergio Sollima, Gillo Pontecorvo, Elio Petri y el francés Henri Verneuil. Pero su paso a la internacionalización se dio cuando creó la música de la cinta Novecento (1976), de Bernardo Bertolucci.
  Su llegada triunfal a Hollywood se produjo con la composición de la banda sonora de Días del cielo (1978), de Terrence Malick. Fue su primera nominación al Oscar, aunque no lo ganó.
  Para la década de los ochenta, el trabajo no le faltaba y en 1984 escribió la finísima partitura de la grandiosa Érase una vez en América, otra vez al lado se Sergio Leone. La consagración llegaría a las manos del gran Ennio dos años más tarde, gracias a la música de La Misión, dirigida por Roland Joffé. A decir del crítico español Juan Carlos Jiménez, “esta es una de las grandes bandas sonoras de todos los tiempos y sería una obra de referencia para nuevos compositores como Hans Zimmer”.
  Vendrían colaboraciones con Brian de Palma (Los intocables, de 1987) y Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso, de 1988). Morricone estaba en lo más alto de su carrera y su fama y para fines de los ochenta y principios de los noventa vinieron trabajos que consolidaron su prestigio, como Búsqueda frenética de Roman Polanski (1988), ¡Átame! de Pedro Almodóvar (1990), Bugsy de Barry Levinson (1991), En la línea de fuego de Wolfgang Petersen (1993) y Lobo de Mike Nichols (1994).
  En 2006, Ennio Morricone recibió un Oscar, galardón que se le había negado tres veces, aunque se trató de un trofeo honorífico que celebraba toda su obra. No obstante, en 2013 Quentin Tarantino convenció al compositor italiano de realizar la banda sonora de su cinta Django desencadenado y más tarde de Los ocho más odiados (2015), trabajo este último que le concedió por fin el tan negado premio de la Academia.
  La sorpresiva muerte de Morricone en estos tiempos de pandemia y de confusión, de crisis generalizada en el mundo, duele por la trascendencia y la nobleza humana del personaje. Su repercusión en el cine del siglo pasado y parte de este es innegable. Tanto que hubo películas que para atraer al público, además de anunciar a su realizador y sus actores, resaltaban que la música era del gran Ennio, cuyos trabajos también se han presentado (y se seguirán presentando) en salas de concierto, al lado de las obras de Mozart, Beethoven, Brahms y tantos otros genios de la música.
  Para terminar, he aquí la emotiva y conmovedora carta que poco antes de morir escribió Ennio Morricone para los suyos y para el mundo.

Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto.
Pero un recuerdo particular es para Peppucio y Roberta, amigos fraternos muy presentes en estos últimos años de nuestra vida.
Hay solo una razón que me empuja a despedirme de este modo y a tener un funeral privado: no quiero molestar.
Saludo con mucho cariño a Inés, Laura, Sara, Enzo y Norbert por haber compartido conmigo y con mi familia gran parte de mi vida.
Quiero recordar con amor a mis hermanas Adriana, Maria y Franca y sus seres queridos y hacerles saber cuánto las quise.
Un saludo lleno, intenso, profundo a mis hijos Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni, mi nuera Mónica y a mis nietos Francesca, Valentina, Francesco y Luca.
Espero que entiendan cuánto los he amado.
Por último María (pero no última). A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar.
Para ella es mi más doloroso adiós.


(Publicado el día de hoy, con mi sinónimo Julián Sorel, en la sección "Acordes y desacordes" de la revista Nexos)