martes, 3 de mayo de 2016

Roqueros ayotzis


A lo largo de los años, en especial a partir de la década de los ochenta de la pasada centuria, muchos músicos inscritos en eso que se sigue llamando rock mexicano se han vuelto politizados o al menos han adoptado la postura (a veces legítima o veces falsísima) de serlo.
  Esto se hizo muy notorio cuando en 1994 surgió el EZLN y varios roqueros nacionales se convirtieron en neozapatistas y fans fatales del Sup Marcos (hoy casi olvidado, salvo por uno que otro nostálgico del chairismo tardío). Ahí andaban grupos como La Maldita Vecindad (a quienes nunca les creí mucho) y Santa Sabina (a quienes, sobre todo gracias a Rita Guerrero, les creí todo).
  Estos roqueros mexicanos –más de consigna que de ideología y más de pose políticamente correcta que de reflexión verdadera– fueron luego abrazando otras causas, algunas tan artificiosas como las de “Si no votas cállate”, el movimiento #yosoy132 o los supuestos fraudes electorales de 2006 y 2012.
  Lo de hoy es, sobra decirlo, el asunto de Ayotzinapa y los 43 normalistas desaparecidos que, por desgracia, se ha convertido en un oportunista botín político que muchos músicos nacionales, músicos ayotzis, utilizan en su provecho para dárselas de solidarios, al tiempo que llevan agua a su molino y logran el aplauso fácil y la adhesión de la gran masa progre.
  Observo a bastantes roquerines mexicanos que aprovechan esta tragedia para autopromoverse. De ese modo, durante sus presentaciones gritan consignas que ya son lugar común, proyectan como escenografía las imágenes de los infortunados estudiantes sacrificados y se hacen aplaudir por una fanaticada que suele dárselas de crítica y resulta muy fácilmente manipulable.
  Este pose de la falsa solidaridad con las “buenas causas” es acompañada por insultos al gobierno, con la seguridad de que nadie los va a molestar y mucho menos a reprimir. Se trata de una veta muy redituable, incluso para la venta de discos y mercancías varias, además de que ganan prestigio como “músicos comprometidos”, aunque ese compromiso sea más con sus cuentas bancarias que con las causas que dicen defender. Todo un circo.

(Publicado hoy en mim columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).

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