martes, 11 de marzo de 2014

De Avándaro al Hell and Heaven

Cuando algo empieza mal, es común que termine mal. Esa ha sido la historia de los festivales y conciertos masivos de rock en México. Desde el legendario Festival de Rock y Ruedas de Avándaro de 1971 (y antes, por ejemplo, el hoy olvidado “concierto” de los Byrds y los Union Gap en el estadio de la Ciudad de los Deportes que acabó con una batalla campal cuando los Hermanos Castro –así fue, yo estuve ahí a mis trece años de edad, en 1968– trataron de sustituir a los intérpretes de “Young Girl” y aquello se convirtió en un aquelarre), hasta el hoy famoso Hell and Heaven que iba a celebrarse en Texcoco y al momento de escribir esto no se sabe aún si se llevará a cabo y, de ser así, en qué lugar.
  Tristes remembranzas hay de las visitas setenteras  y ochenteras a nuestro país de Johnny Winter, Queen y Santana, con su cauda de represión policiaca y persecución de jóvenes melómanos. Eso para no hablar de la tremebunda historia de los hoyos fonkis y sus empresarios desalmados.
  Que durante la regencia priista de Manuel Camacho Solís surgió el monopolio de Ocesa y que a partir de entonces todo cambió para bien, resulta un tanto relativo. Muchas cosas mejoraron y se profesionalizaron, cierto. Hubo una mejor oferta de grupos y solistas de varias partes del mundo y conciertos memorables, aunque a veces las condiciones no eran las mejores (como el sonido del apodado Palacio de los Rebotes). Pero a la larga no fue saludable que una sola empresa se hiciera prácticamente de los mejores recintos del Distrito Federal.
  Hoy en panorama está lejos de ser el idóneo. Quienes quieren competir con Ocesa lo hacen de manera raquítica o dudosa, como vemos con el festival metalero Hell and Heaven que a pesar de planearse fuera de los límites del DF, se ha visto envuelto en una maraña de intereses económicos y políticos que tienen un tufo bastante maloliente, aunque no conozcamos sus reales entretelones.
  ¿Habrá festival, se suspenderá? Quizás al leer usted esto, ya todos lo sepamos. Pero de que en este lío ha habido cosas turbias, difícil será negarlo. Mucho hell y poco heaven.

(Publicado hoy en Milenio Diario)

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